Al borde de la muerte...

on marzo 09, 2009

Hice un cuentito...


Ya estaba todo listo, faltaba dar algunos pasos y la llegada del tren. No fue un día normal, no no. Muy distinto a los demás, de esos que no te sale una bien. Discusiones, peleas, pérdidas, gritos fueron algunas palabras que ocurrieron ese día lleno de tristeza. Decidido a suicidarme, a minutos de pasar a otra realidad y ser devorado por el tren reflexioné; aunque no me alcanzó para cambiar de parecer. Era muy tarde, una noche estrellada y exageradamente fría. Calles desoladas y mudas.
La barrera bajó y significaba que faltaba muy poco para el fin.
De pronto, se acercó una anciana, aparentaba 80 años. Al observarla detenidamente no era una mujer cualquiera. Mejor dicho, no era de carne y hueso. Era rara pero me demostraba paz. Su rostro me hizo acordar a mi bisabuela.

Lleno de dudas y de temor. Mantuve un diálogo con ese espíritu:
-Niño, qué hace a estas horas de la noche solo frente a las vías del tren, pregunto sabiamente.
-¿Quién es usted?, respondí con una pregunta y muy asustado.
-Tu salvadora, vine hasta aquí para que te des cuenta que todo en la vida se puede arreglar, TODO.
-¿A qué te refieres?, pregunte sorprendido.
-Dejé de preguntar y vuelva a su casa a resolver tus problemas, sólo tienes que ser tú y expresar todo lo que sientes. Porque creo que si te suicidas no vas a lograr nada positivo, solo llantos y culpa.
-Sabe, déjeme en paz, conteste furioso.
Al terminar la frase, se escucha el ruido molesto del tren.
-Creo que ya hice todo lo que pude para evitar este horror.
-No, espere necesito decirle algo más.
-¿Sí?
-Dime por qué yo debo volver a mi casa, teniendo una vida llena de angustias.
-No vives sólo, hay muchísimas personas buscándote y que te quieren, romperías muchos corazones con tu cruel acto. A pesar de tus problemas, tienes muchos amigos que saben perdonar y tienes a tu familia que siempre te va cuidar por el resto de tu vida. No puedes irte así de esta vida llena de momentos felices y otros no tanto, pero hay que saber afrontarlos. Y para la próxima decaída ya sabes lo que tienes que hacer.
-Gracias señora, Gracias. ¿Pero que es lo que debo hacer?
- Hablarlo con tus colegas, familiares que ellos tendrán la respuesta y sabrán ayudarte.
-Chau y gracias nuevamente.
Y al instante desapareció la vieja anciana.


FIN



3 comentarios:

Gonzaa dijo...

basado en una historia real (no todo el cuento), trata sobre mi, pero no pensaba en suicidarme ¬

Karen dijo...

aaii bludoo...esta re buenoo el cuentiii
m moriii !

Karen dijo...

jajaja
ahora q m doi cuenta
pusiste: la vieja anciana...se supone q si es anciana esta vieja XD

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Manzana...

Wiiiiiiii...

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